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El hidrógeno verde, la nueva energía renovable que todos quieren

La transición energética actual abre camino hacia una economía 100% limpia, sostenible y justa. España, al igual que los otros 194 firmantes del Acuerdo de París, se ha comprometido con las emisiones cero para 2050. En este escenario, las energías renovables son un fenómeno imparable que ha protagonizado varios hitos importantes durante el 2020 en España: el 69% de la demanda eléctrica se cubrió con tecnologías de generación que no emiten CO2 a la atmósfera; el 44% de toda la electricidad generada provino de fuentes renovables; y se ha desmantelado casi por completo el parque nacional de plantas de generación eléctrica de carbón, una de las tecnologías que más contamina.

España lo tiene todo para volver a convertirse en un referente mundial en el sector de las renovables, como era antes de la crisis de 2008: según las últimas estimaciones, «el país del sol» presenta uno de los mayores potenciales de generación de hidrógeno verde de toda Europa, y los 1.500 millones de fondos europeos Next Generation que destinará específicamente al desarrollo del hidrógeno verde serán cruciales. España es líder solar en Europa y no va mal servida de potencial eólico, pero necesita apostar fuerte por la investigación y el desarrollo de las tecnologías punteras. El hidrógeno verde es una de las tecnologías renovables con mayor proyección, y debería ser foco de gran parte de esas inversiones.


España lo tiene todo para volver a convertirse en un referente mundial en el sector de las renovables


El hidrógeno es el elemento más abundante del universo, pero no se encuentra de forma aislada; de ahí que el hidrógeno verde no sea considerado un «recurso natural», como en el caso del viento o el sol, sino que se considera un vector energético. Los procesos actuales para aislar el hidrógeno emiten CO2 a la atmósfera porque la materia prima de la cual se extrae el hidrógeno son los hidrocarburos, petróleo, gas o carbón. En cambio, el hidrógeno verde se extrae del agua usando electricidad procedente de fuentes renovables. El resultado es cero emisiones.

Una de las razones por las que esta tecnología despierta tanto interés es por su transversalidad. No solo podría usarse para almacenar energía en forma de hidrógeno en tanques, y luego generar con ella electricidad en caso de escasez de fuentes renovables naturales, como en la hidráulica de bombeo, sino que se podría usar también para reducir el impacto medioambiental de sectores clave de la economía gracias a las pilas de hidrógeno para los transportes, en sustitución de los actuales motores de combustión, o en sustitución del hidrógeno gris, empleado actualmente en muchos procesos industriales.


Si España apuesta por esta tecnología, podría pasar de ser un importador de energías fósiles (petróleo, gas, carbón) a ser exportador de recursos energéticos de origen verde, especialmente al norte de Europa, que tiene mucho menos sol que España. Los expertos calculan que se necesitarán entre cinco y diez años de investigaciones para que el hidrógeno verde sea competitivo. Su elevado coste es el mayor obstáculo para su desarrollo, pues está muy lejos de poder competir con los otros hidrógenos «no verdes», como el hidrógeno gris, hasta cinco veces más barato de producir.

En Mallorca, Barcelona y Puertollano ya se han puesto en marcha proyectos piloto pioneros centrados en el hidrógeno verde. La multinacional española Applus+, uno de los líderes globales en inspección, ensayos y certificación, participa en los dos últimos con servicios de ingeniería. Pertenece a un grupo de empresas españolas con experiencia en más de 30 proyectos de hidrógeno en los últimos años y cuenta con la capacidad y conocimientos suficientes para ofrecer una amplia cartera de servicios en el desarrollo de esta solución limpia, además de servicios de ingeniería: estudios de seguridad y análisis de riesgocoordinación de seguridad y saludseguimiento medioambientalsupervisión y ensayos de control de calidad durante la construcción y puesta en marcha de las instalaciones, entre otros.

Queda mucho por hacer, también en eficiencia energética, hibridación y almacenamiento por baterías, pero España parte de una posición ventajosa y cuenta con empresas como Applus+, de trayectoria sólida en el sector y gran capacidad innovadora, que fortalecen el desarrollo de nuevas tecnologías.

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